martes, 30 de noviembre de 2010

El Territorio Penínsular


Desde el punto de vista geográfico, la Península Ibérica se caracteriza por dos grandes rasgos:
             A. Por su situación
             B. Por su configuración
Debido a estos dos rasgos la Península Ibérica presenta grandes contrastes y numerosos paisajes naturales y humanos.

A. La Península está situada:
                1. En la zona mediterránea
                2. Entre dos mares y dos continentes

1.- La Península está situada en el borde sur de la zona templada y cerca de los desiertos del norte de África; es decir, en el área mediterránea, entre los climas templados y los climas tropicales desérticos. Recibe masas de aire tropical y masas de aire polar y está bajo la influencia de las altas presiones subtropicales en verano (anticiclón de las Azores) y de las perturbaciones del frente polar sobretodo en invierno, pero también en otoño y primavera.
Esta situación en el área mediterránea se traduce en el clima, la vegetación, los ríos, los suelos, los paisajes agrarios ...

Sólo el noroeste y la costa cantábrica tienen un clima oceánico o atlántico, con lluvias frecuentes y bosques densos. En el resto de domina el clima mediterráneo que en el interior de la Península tiende a ser continental con inviernos fríos.
Los cultivos tienen que adaptarse a los inviernos fríos del interior y a la aridez del verano. Los agricultores luchan contra la falta de agua del verano: cultivando especies que crezcan antes de que llegue el período de aridez, cultivando especies xerófilas (olivo, vid, almendro ...), desviando el agua de los ríos o de embalses hasta los campos. El cultivo en regadío es propio del clima mediterráneo.
También los ríos son diferentes a los otras zonas europeas. Los ríos españoles tienen caudales muy irregulares. En general llevan poco agua pero de pronto puede aumentar mucho su caudal y producir inundaciones con las lluvias torrenciales del otoño.

2.- La Península está situada entre dos mares y dos continentes. Esto tiene consecuencias climáticas y consecuencias humanas.

*.- Consecuencias climáticas:
Las aguas del Océano Atlántico tienen temperaturas moderadas en invierno y en verano por lo que las zonas bajo su influencia no conocen ni temperaturas bajas en invierno ni temperaturas altas en verano.
Las aguas del Mediterráneo son tibias en invierno y cálidas en verano. Las zonas bajo su influencia tienen temperaturas suaves en invierno y muy altas en verano. La costa mediterránea es más cálida que la costa atlántica.
Por esta situación la Península tiene una gama muy variada de climas: desde el clima templado-oceánico (noroeste y  la región cantábrica) hasta climas semiáridos o subáridos con inviernos fríos (Valle del Duero, Valle del Duero) o con inviernos suaves (sureste: Murcia y Almería).

*.- Consecuencias humanas:
La Península Ibérica ha sido una encrucijada de caminos terrestres y marinos. Ha sido puente entre África y Europa y entre el Atlántico y el Mediterráneo. Plantas, animales, hombres han venido de África y de Europa dando lugar a una gran diversidad.  España jugó un gran papel  en las dos grandes rutas históricas  de colonización y expansión: la mediterránea y la atlántica; una parte importante de sus tierras formaron  parte del mundo islámico durante siglos y, en la actualidad, su posición de encrucijada entre dos mundos se manifiesta en el flujo de inmigrantes que alcanza a Europa a través de ella.

B. La configuración de la Península Ibérica presenta cuatro elementos esenciales:
1.- Carácter macizo
2.- Elevada altitud media
3.- Compartimentación del relieve
4.- Disposición periférica de las cadenas montañosas

1.-  Las costas de la Península Ibérica son rectilíneas y las aguas marinas apenas penetran en el interior de sus tierras. Aún donde las costas son más recortadas, en Galicia, las rías no recorren más de 30 o 40 km hacia el interior. La relación entre la extensión de la Península Ibérica y la longitud de sus costas viene a ser de  unos 130 Km2 por cada kilómetro de costa. Las regiones centrales de la Península Ibérica están muy alejadas del mar. Una de las consecuencias del carácter macizo de la Península Ibérica es climática. Las aguas marinas sólo moderan las temperaturas en las zonas costeras y por ello en el interior el clima presenta caracteres de continentalidad. La degradación hacia un clima continental hace que los inviernos sean más fríos y los veranos más cálidos que los del clima mediterráneo, que es el que corresponde a la Península Ibérica por su latitud .


2.- La elevada altitud media, de 660 m, casi el doble de la de Europa, se debe a la altiplanicie de la Meseta, cuya altitud media es de 600 m, y no a la existencia de grandes y numerosas cadenas montañosas.

3.- La unidad de relieve más extensa de la Península Ibérica es la Meseta que está compartimentada por la Cordillera Central y por los Montes de Toledo. A la vez, sus rebordes montañosos (Montañas Galaicodurenses, Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico y Sierra Morena) la separan del Valle del Ebro y del Valle del Guadalquivir. Además, el Valle del Ebro queda encerrado por el Sistema Ibérico, los Pirineos y el Macizo Catalán y el Valle del Guadalquivir entre Sierra Morena y las Cordilleras Béticas.

4.- Las grandes cadenas montañosas tienen en el territorio peninsular español una disposición periférica que aislan su interior. Sólo el oeste de la Meseta sur se abre al Atlántico. Esta disposición influye:
En la red fluvial: los ríos que nacen en estos rebordes montañosos salvan enormes desniveles en recorridos muy cortos y, por tanto, se caracterizan por una gran torrencialidad.
En el clima: la posición periférica de las cordilleras, unida a costas rectilíneas, hace que la influencia moderadora de las aguas marinas sobre las temperaturas se limite a una estrecha franja y no llegue al interior. En el Valle del Ebro y en la mayor parte de la Meseta el clima mediterráneo se continentaliza.
En las comunicaciones terrestres: la disposición periférica de los relieves montañosos complica el trazado de carreteras y líneas de ferrocarril y dificulta las comunicaciones entre las regiones litorales y las del interior. España es un país en el que las infraestructuras de transporte terrestre son de trazados complejos y costosos como consecuencia del relieve.

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